La nota, como muchos ya han comentado, es un compendio abigarrado de prejuicios y lugares comunes que da un poco de vergüenza ajena.
Pero vamos a tratar de verlo desde otro punto de vista. Porque en el caso de John Carlin esta no es la primera nota que escribe de este tenor, por lo que la verdad es que no sorprende en absoluto. Hace unos 4, 5 años (no pude encontrarla) escribió una nota prácticamente igual en el dominical de El País (el equivalente a la revista Viva), en el cual incurría en la misma sarta de prejuicios. Ya en ese entonces le escribí una carta al diario en la cual le llamaba la atención sobre su constante uso de "los argentinos"; preguntándole "¿los conoce a todos? ¿habló con todos?".
Si uno escribe en Google "Maradona Carlin", puede encontrar montones de notas idénticas, con su apogeo antes del mundial, cuando nuestra clasificación aún estaba en duda; después, oportunistamente fue cambiando de tono, para realizar este último ajuste de cuentas que, no se hagan ilusiones, no es final.
Contemos un poco más sobre John Carlin. Una de las cosas que seme ocurrieron mientras leía su artículo sobre nuestra supuesta excepcionalidad maradoniana, fue sobre el Reino Unido, y entonces lady Di. Recordé en lo asombrado que yo estaba -y aún estoy- de la pelotudez de santificar a esa señorita como la princesa del pueblo, cuando la muerte la encontró en brazos de uno de los hombres más ricos del mundo, oriundo de un país oscurantista bajo un régimen de monarquía absoluta.
Pensé: ¿qué tienen de mejor los americanos e ingleses que nosotros, a lo hora de endiosar mitos?
Pensé: ¿Por qué no escribe sobre eso?
Y también escribió una novela,
Invictus, que fue llevada al cine por Clint Eastwood, con Mandela como tema central. Y, en el colmo de la más absoluta y humana contradicción, Carlin, en el reportaje sobre la presentación de su novela en El País dice
"Mandela es el Maradona de la política". Con lo que queda claro que la suya con Maradona es una historia de pasión.
Pero ¿por qué esta fijación? ¿Qué es lo que hace que un señor llamado tan británicamente John Carlin se ocupe tanto de nosotros a través de Maradona? Bien, tenemos algunos datos de su biografía; a partir de eso podemos hacernos una idea mejor. Así que, uno va a la wikipedia (perdón) y
lee:
John Carlin (n. 12 de mayo de 1956) es un escritor y periodista británico. Su actividad profesional se ha centrado en política y deporte.
...
Vida personal
John Carlin es hijo de padre escocés y madre española. Pasó los tres primeros años de vida en North London, para trasladarse posteriormente a Buenos Aires (Argentina) ya que su padre fue destinado a la Embajada Británica en dicho país. De regreso a Inglaterra fue educado en un internado de Ludlow (Shropshire), cursando posteriormente estudios de Lengua y Literatura Inglesa en la Universidad de Oxford.
A ver, hagamos las cuentas. Si nació en 1956, y a los tres años vino a la Argentina, es que vino en el 59. Una de las cosas divertidas que uno descubre entonces, es que los 10 años que vivió en la Argentina, que en el pie de su columna en El País dan cuenta sobre su solvencia, su conocimiento de causa a la hora de escribir sobre la Argentina... ¡se refieren a lo que vivió entre su tres y sus trece años! Jaja.
Bien. Sigamos deduciendo. Si vino a los tres años, y su padre era empleado de la embajada británica, imaginemos las conversaciones en casa. Desde el 59 hasta el 69, que podemos estimar que es cuando se fue; tenía 12-13, porque su biografía dice "internado de Ludlow", que podemos suponer secundario, e inmediatamente después viene Lengua y Literatura Inglesa en Oxford. O sea, repitamos, 59 a 69, un hogar encabezado por un empleado de la embajada británica.
Cosas que pasaban en la calle: Frondizi en sus distintas etapas, azules y colorados, Illia, Onganía, Lanusse, el peronismo proscrito al fondo, omnipresente, el verdadero problema seguramente en las conversaciones familiares. El pequeño John yendo a un colegio inglés, pero haciéndose poco a poco fanático del fútbol. me lo imagino hincha de River y pienso pobre, en medio de esos 18 años oscuros sin títulos (1957-1975), penal que ilegalmente atajó Roma en el 62 (se adelantó como 2 metros) y nos sacó ese campeonato; el del 68 contra Vélez... una década de padecimientos para el pequeño John, no cabe duda. Suelto esta elucubración porque me da que si un señor dedica después su vida a escribir gran parte de su obra a través del deporte, no sé, me parece que eso debe haber estado ahí, ya, en el pequeño John. Y en la casa, las conversaciones en las cuales el peronismo tendría la culpa de todo en este país incorrecto e incorregible, visto desde la jaula de cristal de la British Embassy. Hasta sería probable que don Carlin senior haya compartido más de una mesa con Borges, e intercambiaran chascarrillos al respecto. Así que aquí tenenos la siembra del John Carlin adulto, ese que nos mira con su gesto iracundo desde la foto que sin duda él eligió; así querrá ser visto.
Hay un dato adicional, que falta en su biografía wikipédica, pero que en cambio si figura en su propia
web: su primer trabajo, posterior a su licenciatura en Oxford, fue:
1981-1982 Redactor de política, deportes, y crítico de cine para el Buenos Aires Herald, Argentina
O sea, el tipo terminó la carrera y en el 81 se vino para acá inmediatamente; dictadura, Maradona en Boca, y en el 82... Malvinas. Así que seguramente ambiente muy incómodo, pies en polvorosa, y a partir de ahí, una vida intensa como corresponsal de guerra, documentalista y novelista. Es cierto que esto debe contar entre los 10 años que vivió acá. Pero en el 82 ya se fue y no volvió.
O sea, el tipo es así, tiene sus fobias y filias. Cada tanto le sale su manía maradoargentina; ya en el 2000 hizo un documental para la BBC llamado "Maradona: dejando el hábito". Una manía.
En realidad el problema es otro. El problema es el diario El País, que encontró en él una veta que usa una y otra vez en su batalla contra los Kirchner, que es más añeja incluso que la de Clarín; todos sus corresponsales han sido virulentamente gorilas desde siempre, Marirrodriga, Gallego Díaz, Cifuentes, Rebossio. Y actúan sabiendo que todo lo que digan será reproducido gozosamente por los medios locales.
¿Y Carlos Pierini? Carlos Pierini no existe. La nota, les puedo asegurar que es 100% Carlin. El poner a Carlos Pierini es una operación para que la nota pueda ser reproducida acá ad infinitum, con la firma de un reconocido psicoanalista, en La Nación, en Infobae, y Feinmann pueda llorar de felicidad con alguien con quien compartir esa dicha. Esas cosas que se dicen La Nación en mano, en el café de Recoleta y en el "house" del country.
No hay que hacerse demasiado problema. Carlin ya nos olvidó por un tiempo; ayer publicó
una nota sobre el Liverpool con tanto interés como el que puso hace unos días en su líbelo contra Maradona, nosotros, los K y demás demonios. Dejemos de engancharnos (yo el primero). Son boludeces. Es el juego al que quieren que juguemos, así nos distraemos y no prestamos atención a las cosas importantes.
PD: ¿Pierini no es igual a Isidoro Graiver?
RH